Tlaskamati

jueves, 5 de marzo de 2009

Para ilustrar al Pelele,..."Después de todo, la palabra de mañana estará hecha con lo mejor del silencio de hoy"Jaime Torres Bodet


Mediodía


Tener, al mediodía, abiertas las ventanas

del patio iluminado que mira al comedor.

Oler un olor tibio de sol y de manzanas.

Decir cosas sencillas: las que inspiren amor.


Beber un agua pura, y en el vaso profundo,

ver coincidir los ángulos de la estancia cordial.

Palpar, en un durazno, la redondez del mundo.

Saber que todo cambia y que todo es igual.


Sentirse, ial fin! , maduro, para ver, en las cosas,

nada más que las cosas: el pan, el sol, la miel . . .

Ser nada más que el hombre que deshoja unas rosas,

y graba, con la uña, un nombre en el mantel.




Fragmento del discurso pronunciado por don Jaime Torres

Bodet, en respuesta al que pronunció el licenciado Agustín

Yánez al ingresar, como socio de número, en la Academia

de la Lengua. Guadalalara, Jalisco, a 15 de septiembre de 1953.



... Cabría que mi alocución terminase aquí. Pero la Academia no dejaría de reprocharme un olvido que, de mi parte, seria punible: el de la gratitud que debemos a la hospitalaria ciudad en que se celebra nuestra reunión.

En su nuevo atavío de asfalto y piedra, Guadalajara sonríe al viajero con un donaire que no ha cambiado, pues el progreso de sus avenidas y de sus plazas acentúa su prestigio, sin disminuir en manera alguna su sortilegio. Ciudad que -como de Salamanca decía Cervantes- "enhechiza la voluntad"; población de horas transparentes, donde la luz es encanto y caricia el clima; cabeza de una heredad en cuyo perímetro las lenguas se cuentan por canciones; tierra alfarera y agricultura que ha sido siempre, para la poesía, la música y la plástica mexicanas reserva de emociones y de colores, de melodías y de metáforas, de símbolos y de formas; entidad en la cual vivir equivale a graduarse en quién sabe qué doctorados sutiles de simpatía, esto es: en un arte egregio, el de perdonar, y en un gusto señoril y humanísimo, el de comprender, el de comprender lo que se perdona.

Jalisco es un Estado al que la literatura mexicana tiene que agradecer concursos eminentes. Ya el recipiendario citó los nombres de quienes fueron colaboradores de -esta Academia. Al oírle, recordamos a José María Vigil, que dirigió durante años la Institución y que tanto hizo por el libro y por la historia del libro en México. Recordamos, igualmente, a otro Director de nuestra Academia, don José López Portillo y Rojas, de cuyo talento de novelista La Parcela es muestra tan encomiable; a don Victoriano Salado Álvarez, reconstructor de un pasado que investigó con ingenio y penetración, y a don Enrique González Martínez, maestro incomparable, poeta de todas las horas, señor de la bondad y de la templanza, que recorrió los senderos., visibles -y aun los ocultos- del placer y la congoja, sin que sus alegrías o sus tristezas enturbiasen jamás el paradigma de un alma pura, "soberbia en su abandono y activa en su descanso".

Quiero asociarme aquí al homenaje rendido a ese espléndido pabellón que fue, hace algunos lustros, bandera Literaria de las provincias, y no puedo dejar de inclinarme ante la memoria de un mexicano que no perteneció a esta corporación: don Mariano Azuela.

En su pluma, los de abajo encontraron a un intérprete de épica sobriedad, incisivo y trágico, de quien los silencios mismos describen las asperezas de ese paisaje -material y moral- por donde sus héroes avanzan hasta una cita, sin palabras, sin lágrimas, con la muerte. En la actualidad, la Academia cuenta con dos miembros nacidos en Jalisco: don Carlos González Peña, modelo de caballeros y de prosistas, que -no contento con enriquecer el acervo de nuestras letras merced a sus propias obras- lo ha inventariado en una historia de límpida autoridad. Y el más reciente, el licenciado Yánez, a quien saludamos en un andén ante dos expresos: el de los sueños, que su inspiración de escritor no ha de querer abolir, y el de las obligaciones humanas, que su civismo de gobernante acepta sinceramente. La conciliación de responsabilidades tan variadas no es siempre cómoda. Ante los deberes del hombre exterior, el hombre interior ha de verse en la urgencia -a veces- de pedir tregua a algunos, de sus propósitos más queridos. Pero, mientras tanto, la verdad, la belleza y el bien van madurando calladamente en cada acto de quien los cultiva sin egoísmos y sin recelos, a través de un destino atento a sus múltiples compromisos. Después de todo, la palabra de mañana estará hecha con lo mejor del silencio de hoy. Don Agustín Yánez: sea usted bienvenido entre nosotros. Sus amigos y sus lectores confiamos en que la vida no amengüe, en su espíritu, el fervor de una obra que ha comenzado con tanto acierto, para ilustración de las letras patrias.


LITERATURA ESPAÑOLA Y MEXICANA

Francisco Valdés Becerril

Juan Hernández Olvera


Jaime Torres Bodet (México, D.F.; 17 de abril de 190213 de mayo de 1974) fue un diplomático, escritor, ensayista y poeta mexicano, director general de la Unesco de 1948 a 1952. Su trabajo en la alfabetización ha sido reconocido, además de haber implementado la política de relaciones exteriores durante los inicios de la Guerra Fría. Se suicidó en 1974.("Secretario de Educación Pública")



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