Tlaskamati

lunes, 15 de junio de 2009

Vinton Cerf; entre la ficción de internet


No todo en la vida está en las pantallas para Vinton Cerf. Mucho menos la fabada que se mete entre pecho y espalda antes de descubrirnos las claves del pasado y el futuro de Internet, esa plataforma gigante que él y sus colegas Bob Kahn, Tim Berners-Lee y Lawrence Roberts inventaron hace más de 40 años.

Ante todo Vinton Cerf(Connecticut, EEUU, 19.43) es un caballero. Un hombre refinado, de exquisitos modales y gustos, que va contando allí donde le llaman cómo él y sus compañeros dieron con este invento después de trabajar para el Pentágono. Y alertando de lo que se viene encima si no espabilamos. De lo bueno y de lo malo. Al principio no cayeron en que aquella red que fueron probando para los militares cambiaría las costumbres y los modelos de trabajo del planeta. Fueron los años y la perspectiva de negocio de las empresas privadas las que les hicieron darse cuenta de lo que habían creado. Toda una revolución que está poniendo en serios aprietos los modelos de vida y negocio tradicionales. Desde las relaciones personales a la cultura, de los viajes a las campañas políticas y el periodismo: Una de las cosas que Vinton Cerf sabe con certeza a sus 66 años es que un ordenador no puede cocinarle una paella. Pero sí cómo y dónde conseguir azafrán. Le ocurrió hace poco, de vacaciones en un lugar perdido de su país. Se le antojó hacerse un arroz, pero le faltaba esa especia. Y la encontró online. Lo contaba en una conferencia en la Universidad de Oviedo, donde la Fundación Niemeyer de Avilés le organizó una visita para desarrollar proyectos de futuro. Es la forma que este matemático tiene de agradecer el Premio Príncipe de Asturias que recibió en 2002 junto a los otros impulsores de Internet. "Buscamos formas para desarrollar negocio tecnológico en esta pequeña región del planeta", asegura. Lo hace como científico y como ejecutivo de Google, la empresa con la que Cerf colabora intensamente, además de los experimentos que sigue haciendo para el Gobierno de su país.

¿Cuál era su sueño mientras estudiaba? ¿Tenía alguno? ¿O era demasiado Práctico para permitírselo? Si nos retrotraemos a la infancia, siempre me interesó la ciencia. Creo que siempre quise ser científico. Hacer algo importante en matemáticas. Recuerdo que tomaba cursos de cálculo en la UCLA (Universidad de California, Los Ángeles) mientras estaba en el instituto. Una noche, junto a un edificio, en el área de ingeniería electrónica, con 17 años o así, sentí que volvería a la UCLA para hacer algo importante justo para esa área, algo científico

Y lo consiguió. Los anhelos se cumplen.

Bueno, parece que sí. Cuando acabé mi doctorado en Stanford en Matemáticas, regresé a la UCLA y me dediqué a las computadoras, junto a Leonard Kleinrock. Su laboratorio se centraba en lo que se conocí a como dirección de redes y yo trabajaba en lo que se llamaba el Arpanet. Así que acabé haciendo trabajos interesantes allí. Yo pensaba que me involucraría en algo relacionado con la física, pero me metí de lleno en las redes. .

Fue la primitiva Arpanet, desarrollada para el Departamento de Defensa, la que les dio las pistas?

Trabajar en ese experimento y convertirlo en algo útil determinó mi vida Me guió por el camino definitivo. Más o menos en la primavera de 1973, Bob Kahn, que también recibió el Premio Príncipe de Asturias conmigo, junto a Tim Berners Leey Lawrence Roberts, me hizo fijarme en ese problema: cómo interconectar contenidos con redes? El Arpanet fue la primera red que utilizaba tecnología de ese tipo. Bob estaba muy involucrado en eso. El interés de quienes encargaron el trabajo consistía en conectar redes' en movimiento tambíén por satélites. De hecho eran tres proyectos: el Arpanet, el experimento por radio y por satélite. La cuestión era interconectarlas entre ellas de manera totalmente transparente. Ése, ioh, señor!, era el problema.

¿Tanto? ¿15 años? ¿De qué se ocuparon hasta entonces?

Desde 1973 hasta 1988, el trabajo se redujo esencialmente a temas científicos y técnicos, de pura ingeniería, a una escala que afectaba principalmente al Departamento de Defensa y a la comunidad académica.

¿Cómo se dieron cuenta?

Pues al entrara una gran exposición en San Francisco. Se titulaba Inter up. Trataba de adaptar nuestra Internet a todo lo que fuera posible. Convertirlo en algo práctico. En es a exposición estaban empresas como Cisco Systems, Hacían routers que habían comenzado a experimentar con la Universidad de Stanford. Mientras me paseaba, me fijé en otra compañía que se llamaba Three Com, una competidora de la anterior. Les pregunté: cuánto has invertido en estos aparatos? Me respondieron que entre 250.000 y 500.00 0 dólares. Yo pensé: ¡Dios mío, si alguien es capaz dé invertir todo este dinero para mostrar esta tecnología deben de estar convencidos de que esto es un gran negocio!

Impensable.

Claro. Pero había más. En 1988, Internet no era accesible al público. Sólo lo utilizaban el Gobierno, las universidades y los militares. Así que la cuestión era cómo ofrecerlo a cada ciudadano, en sus casas, para el comercio. Así que vi la oportunidad de unir dos inventos. Entre 1983y 1986 había trabajado para la empresa MCI desarrollando un servicio de correo comercial llamado MCI Mail, Pensé: por qué no pedir permiso a lo que se conocía como el Federal Networking Council [Consejo Federal de las Redes], que era el encargado de dar los permisos para utilizar Internet entonces, para unir las dos cosas?

Y que paso?

Lo discutieron un tiempo y dejaron que se probara que probara durante un año. Era perfecto, porque daba la posibilidad de utilizar un tiempo porque daba la posibilidad de utilizar un programa publico para agilizar negocios entre empresas .Así empezamos a probar en verano de 1989. Se hizo con tres vías una era la Uunet, que ahora posee Horizon. Otra fue Psinet, que se desarrollaba en Nueva York, y la otra Surfnet, que la puso en marcha una empresa llamada General Atomics.

¿Así que fueron/conscientes del alcance de su invento en diferentes etapas? Algunos de nosotros tuvimos el privilegio de ser testigos del invento primitivo, el Arpanet. Pero hubo otras cosas, inventos como los de Douglas C. Engelbart, el ratón, las ventanas, el hipertexto, el linking... Después el e-mail, que fue inventado hacia 1971. Vimos cómo nacía todo esto, pero no fuimos conscientes de ello hasta que se impuso el world Wide web. Fue entonces, a mediados de los noventa, cuando nos dimos cuenta de la verdadera dimensión y la necesidad de adaptarnos a esas nuevas posibilidades.

¿Todavía se asombra ante lo que se puede llegar en la Red? Todos los días. Cada día. El poder que hace que la gente pueda compartir sus ideas, sus métodos de trabajo sus vidas mediante webs, blogs, twitters, cualquier cosa; que algunos lo hagan por dinero y otros simplemente por necesidad comunicarse y mostrarse tal como son, es impresionante. El número de usuarios interesados en compartir cosas en la Red crece y crece.

También Internet ha mostrado preocupantes lados oscuros. ¿Cuál de ellos es el que más le inquieta? Varias cosas. La calidad de la información que se muestra en la Red es muy desigual. Alguna es espectacularmente buena, y otra es terrible. Necesitamos mucha agilidad mental para discernir cuál es buena y cuál mala. Siempre hemos tenido ese problema en otros formatos. No puedes confiar en cualquier cosa que ves en la Red.

Hay tretas para abusar. Puedes engañar, estafar, abusar.

En la prensa escrita se notan ya los estragos. ¿Llegaremos a ver un mundo sin periódicos de papel? Es realmente posible. Con aparatos como el libro electrónico convirtiéndose en algo popular, leer noticias en soportes digitales se extiende -cada vez más. Además, se están desarrollando muy bien varios proyectos de periódicos digitales.

¿En qué está metido ahora? Tiene entre las manos una especie de proyecto de ciencia-ficción, según cuentan por ahí. Me encanta la ciencia-ficción. Te obliga a plantearte retos. ¿Sería capaz de hacer eso? ¿Cómo? La especulación no te lleva a ninguna parte, pero ayuda. Pero en lo que estoy ahora no es ciencia-ficción. Trabajo en conectar de una manera más 'rápida y más fiable cada cosa que ponemos en órbita en el espacio por medio de Internet .Una de las claves es estandarizar los protocolos de comunicación, homogeneizarlos, normalizarlos. Además, estoy metido en un problema importante. ¿Cómo enviar una nave a la estrella más cercana? La más próxima está a 4,4 años luz. Muy lejos, se lo garantizo. Tardaríamos, en .un cohete de los de hoy, 50.000 años. Si nos las arreglamos para alcanzar una décima parte de la velocidad de la luz, podríamos estar allí en 44 años.

Nació en Connecticut(Estados Unidos) En 1943. Estudio Matemáticas y Ciencias de la Computación en la Universidad de Stanford. Luego se Doctoró en la Universidad de California(UCLA) Pasará a la historia como uno de los creadores de Internet. Ahora descarga su talento en Google, empresa a la que se incorporó en el 2005 y de la que ahora es vicepresidente. Entre los premios que ha recibido destacan El príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en el 2002(Compartido con los otros padres del Internet) Es Doctor Honoris Causa de varias Universidades. Ahora centra su trabajo en crear una Red Interplanetaria que pretende extender Internet al espacio exterior.

Jesús Ruiz Mantilla.

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