Tlaskamati

miércoles, 19 de agosto de 2009

El desparpajo de la chichi.



Pocas veces ves una escena así en la ciudad, llena de morbos resplandecientes que simulan callados. Me hizo recordar la provincia franca de las mujeres bañándose en los arroyos, del variado y contrastante concepto de intimidad; al ver aquella mujer con su seno desnudo amamantando al chamaco chillón. Iba sentada al frente del camión con escenario lleno, no necesitó evento de oscares, ni firma de play boy. Ni siquiera un reportaje de Discovery Channel, de la Sudáfrica que cada vez nos parecemos más (Económicamente).
En una actitud de pintura de la Escuela de Fontanebleu, demostrando que los prejuicios son creados, sacó su seno y acomodó al niño para amamantarlo. Qué de extraño tiene eso? dirá algún tirano;... nada! Solo es resaltable el desparpajo de la mujer, de la Madre orgullosa, del hambre del niño con prejuicios de palomas blancas y de la ausencia de esa sabanita que sofoca la crónica de otras amamantadoras.
Ignorando el disimulo de las miradas varoniles, de los cuales se ganó el respeto!

Para no entorpecer aquel cuadro atípico ya en las urbes “modernas”.
Subió su blusa, gritó el niño inconforme, al hombro su maleta de pañales; dijo en una esquina: bajan!

Doropeatón.

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