Tlaskamati

lunes, 5 de julio de 2010

Ensayo 2012

Trampas, encuestas y tv, Oaxaca y Puebla, en disputa, Impugnar en busca de anular


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EL PRI AVENTAJA EN TLAXCALA. Mariano González Zarur, candidato de la alianza PRI-PVEM al gobierno de Tlaxcala, se proclamó triunfador de la jornada electoral de ayer, tras conocer los primeros resultados de encuestas de salida que le dan ventaja sobre la panista Adriana DávilaFoto Alejandro Ancona/ La Jornada de Oriente

A río de encuestas revueltas, ganancia de arreglos en lo oscurito. El Gabinete de Comunicación Estratégica, empresa de Liébano Sáenz, dirigida por Federico Berrueto, se convirtió ayer en la impugnada varita de mago que fue sacando de milenarias chisteras sin fondo los conejos sin esqueleto numérico de los presuntos triunfos priístas en 10 entidades y la supuesta venganza felipista posdatada en Puebla y Oaxaca. El atropellado golpe dado por la firma del ex secretario particular de Ernesto Zedillo en las pantallas de Milenio TV se acompasó con el fluir más cuidado de datos que Televisa produjo a través de ForoTV y con base en los expedientes que le acercó la encuestadora Mitofsky. Policía malo y policía bueno en el juego de imposición de percepciones. Lo importante no es ser (votar), sino parecer (la encuesta de salida).

Ilusionismo electoral en dos tiempos: duelo de mapacherías multipartidistas durante la fase de urnas abiertas (con violencia y abuso de poderes), y malabarismos golpistas de corte mediático y demoscópico a partir del cierre de la captación de votos. Que no sepa la mano matutina lo que hace la mano vespertina y nocturna: llegada la hora de la guerra de los números, poco o nada ha de importar el cochinero desplegado previamente. Maniobras exitosas de ensayo rumbo a 2012: ríos de dinero oscuro y trampas históricas y modernas para instalar la escenografía de la comedia llamada Democracia, montajes físicos que sustentarían los posteriores alardes electrónicos de consolidación de la realidad virtual.

De todo hubo en la regresión electoral de ayer: atracos policiacos a mano armada en una casa de campaña de Xóchitl Gálvez en Hidalgo, robos de urnas en diversos estados, compra descarada de votos, carruseles, acopio de despensas y materiales repartidos sin discreción, clonación de diarios con noticias falsas, balas, heridos y golpeados, amagos sobre mesas directivas de casillas. Y luego, todo desaparece ante el embrujo de las especulaciones televisadas: la atención se centra en los porcentajes y las comparaciones, en el ensueño numeral más que en el análisis de hechos, distorsiones, perversiones e imposiciones. Eso ha sido ahora; eso será mañana, mejorado y aumentado. 2010 como preparación de 2012.

Ganador indiscutible sería el PRI, pero ha de precisarse si en los términos arrasadores que había anunciado. Estaría recuperando Zacatecas, Aguascalientes y Tlaxcala, pero sería mayor el peso demográfico perdido en Oaxaca y Puebla si se confirman los anuncios de anoche. Haiga de ser como haiga de ser, la impresión general es que el partido de tres colores mantiene el paso fuerte rumbo a la recuperación de Los Pinos y que conservó el poder en entidades claves para la continuidad de los negocios que financian subterráneamente sus trazos electorales. A las 20:15, el PAN se adjudicaba, por voz de César Nava, pero sin sustento documental ni legal, victorias en cuatro lugares: Puebla y Oaxaca, ya metidas en el perol del litigio, y Tlaxcala y Sinaloa (además, principales presidencias municipales de Baja California y Chiapas). Adiós Xóchitl y su padrino Fox. Adiós Yunes y su madrina Elba Esther (que, en todo caso, mejor pagada se sentiría con Puebla y su ahijado Rafael Moreno Valle).

La izquierda electoral sólo habría ganado vagones traseros del tren gabinista en Oaxaca, donde la máquina y las secciones principales corresponden al panismo calderonista-diodorista. El PRD perdió la hacienda familiar de las Dos García, a pesar de los desfiguros y los abusos cometidos en la desesperación final por Amalia y su hija Claudia. El PT y Convergencia no consiguieron más que enredos de última hora en los que acabaron apoyando a ciertos candidatos del PAN y del PRI, ya en formación desordenada y en busca de lo que fuera, que finalmente ni así les llegó. Los Chuchos quedan maltrechos, sin ganancias en las cajas registradoras institucionales del sol azteca aunque seguramente buenos dividendos grupales que en su momento serán entregados. López Obrador se queda a medias, con un PT que no cumplió su oferta de abstenerse totalmente de las alianzas prohibidas verbalmente por el tabasqueño y con la vista puesta en la descomposición del chuchismo dirigente que la derrota de ayer habría de acelerar. Camacho y Ebrard fracasan en su estrategia de alianzas, que no reportó lo esperado y sí restó autoridad y congruencia a esa izquierda tan pragmática que acabó aliándose a quien pocos años atrás acusaba de verdugo sin perdón posible.

Esta primera mirada sobre el campo de batalla ha de tomarse con las reservas que son propias de un proceso al que oficialmente aún le quedan fases temporales y judiciales. Pero no sólo esa precaución formal: también ha de considerarse el hecho de que los dos puntos principales de pugna: Oaxaca y Puebla, tienen al frente a dos expertos en defraudación electoral, Ulises Ruiz y Mario Marín, que aún pueden intentar maniobras de reacomodos numéricos en las zonas rurales de mayor tardanza, por razones geográficas, en la entrega de documentación, y que probablemente tratarán de recorrer caminos judiciales de impugnación en busca de anulaciones. Esos jaloneos de mapachería agónica tendrán en contra, sin embargo, el afianzamiento de la percepción social de que en ambos casos hay una apabullante corriente cívica contra los abusos cometidos por esos mandatarios dignos de cárcel y en favor de la confirmación institucional de que son imprescindibles los cambios de personas, proyectos y expectativas en esas entidades largamente sujetas al autoritarismo y la corrupción expresamente priístas.

Y, mientras Tamaulipas y Chihuahua siguen dominadas por el priísmo gerencial, ¡hasta mañana, con los reacomodos necesarios después de los desgastes de esta temporada, Chucho Ortega y César Nava viendo mojar las barbas de los directores técnicos fallidos del Mundial y preguntándose cuándo deben las propias recortar!


Julio Hernández López

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