Tlaskamati

martes, 10 de agosto de 2010

Una luz inesperada


Tengo dos noches seguidas que recibo visita femenina, visita inesperada, sí; es pequeña ella y se pasea en la choza prestada; donde vivo. La primera noche la vi junto a la cortina, en el umbral de la puerta, detenida, parpadeando.

Me dije, andará perdida? Estará herida por un guiñapo? Encerrada casualmente en mi cuarto?

Se acercó a mi cama, como buscando la muerte,… yo, no salía de mi asombro!

La había visto en el campo abierto, junto a los pastizales, siempre de noche; pues es cuando mejor relumbra.

La tomé en mis manos, quiso huir al instante; pero fui más fuerte que ella y le perdoné la vida arrojándola por la ventana…

Ayer de nuevo, ya apagada la luz; cuando me disponía a dormir, se abalanzó contra mí,.. Quizá asustada….

La tomé nuevamente, abrí la cortina y le dije: Vuela, linda luciérnaga! Vuela.

Doropeatón

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