Tlaskamati

jueves, 14 de octubre de 2010

Los olvidados



Capitalismo salvaje, depredación ambiental, coyotaje, complicidad y/o indiferencia de los gobiernos federal y estatal, desesperanza de los trabajadores.
Todo eso salió a la luz con la muerte de los 65 mineros.
El lugar de la tragedia es prototípico del México moderno. Un desierto de áspera belleza que se interrumpe al llegar a pueblos pobres y polvosos salpicados con miles de bolsas de plástico sucio que son como los pregones de la depredación ambiental de una minería decidida a obtener el máximo de beneficio en el menor tiempo y costo posibles. La región Sabinas-Nueva Rosita-Múzquiz atesora fortunas en carbón y gas que benefician a unos cuantos. En la página del Grupo
México, propietaria de la mina Pasta de Conchos, se informa que en el 2005 tuvo una "utilidad de operación consolidada" de 2 mil 261 millones de dólares que es el resultado del estricto "control de costos"; y uno de los principales costos es la mano de obra.

"El único trabajo que consigues en esta región -relató el minero- es en las minas donde trabajas seis días a la semana en turnos de ocho horas... siempre tienes que estar disponible porque aquí se saca carbón las 24 horas del día... en la mina tenemos media hora para comer y descansamos un día a la semana que depende de la rotación... te pagan unos 80 pesos diarios pero de los 500 pesos que te dan a la semana te quitan impuestos y el sindicato se lleva 54 pesos además de una
cuota de 1.5 por ciento...".
Como me parecía excesivo que el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares arrebatara más de un 10 por ciento del salario de un trabajador pregunté en la oficinas nacionales. Su respuesta fue el clásico "le hablamos después para darle la información sobre las cuotas". Nunca lo hicieron, pero poco antes de cerrar esta columna me llegó una copia del recibo de pagos de un minero sindicalizado y, en efecto, por concepto de cuota normal, 2 extraordinaria, fondo de resistencia, etcétera, el sindicato se lleva más de un diezmo; eso le permite al sindicato nacional competir con las empresas en la extracción de plusvalía de ese proletariado al que defiende con flamígeros desplegados en los que fustiga a la patronal mientras descuartiza el lenguaje.
"El accidente de la mina es consecuencia de una red de explotación formada por empresas poderosas, caciques locales y funcionarios estatales y federales... son frecuentes los despojos de predios mineros y la corrupción está generalizada... la Comisión Federal de Electricidad ha comprado carbón extraído ilegalmente...
aquí impera la ley del más fuerte y mejor relacionado... lo que menos importa es una competencia sana, el respeto a los derechos de los trabajadores o la explotación racional del medio ambiente...".
Eso me contaba un inquieto abogado monclovense, José Alfredo Gutiérrez, que junto con su hermano defiende a pequeños y medianos mineros. Su descripción evoca el México prerrevolucionario cuando se masacraba obreros en Cananea y Río Blanco; ahora lo hacen amparándose en los usos, costumbres y leyes del capitalismo salvaje. Otro conocedor del asunto, el senador coahuilense, y panista, Luis Rico Samaniego agregó algunos detalles reveladores. "En Coahuila la minería del carbón se caracteriza por la depredación y el coyotaje que se practican con base en un organismo del gobierno del estado, la Promotora de Desarrollo Minero (Prodemin) a través de la cual la Comisión Federal de Electricidad tiene que adquirir el carbón para sus termoeléctricas...
cuando Rodolfo Elizondo era secretario de Energía, combatió el coyotaje pero, Prodemin sigue tolerándolo". En otra parte de la entrevista telefónica el senador Rico Samaniego ejemplifica el alcance de las redes de interés: "El senador Diego Fernández de Cevallos es apoderado o asesor legal de Micare, la empresa que suministra a la CFE el 75 por ciento del carbón que compra en Coahuila".
Uno de los derechos más violados en México es el de los trabajadores. Sus salarios son insuficientes para tener un nivel de vida mínimamente digno y son pocos los organismos civiles o gubernamentales que los defienden. Por un acuerdo político entre el PRI y el PAN, la Comisión Nacional de Derechos
Humanos tiene prohibido atender derechos laborales. Pese a haber sido precursores de la Revolución, los trabajadores son uno de los grupos más olvidados y los mineros de Coahuila están entre los más marginados. Nelli Herrera conoce bien la historia porque tiene décadas involucrada en la defensa de los derechos humanos en Saltillo.
"Hay registro de unos 21 accidentes en los que han muerto 892 mineros... en Barroterán fallecieron 167 en 1969... después de cada tragedia se hace un escándalo que pronto se olvida y el charro, el gobierno y el patrón vuelen a explotar al minero... falta una acción coordinada y consistente y los organismos civiles tampoco tenemos la capacidad para atenderlos y defenderlos... mi esperanza es que esta ocasión sirva para hacer cambios aunque cada vez digo lo
3 mismo...".
Se ve difícil que el Ejecutivo federal tome el liderazgo en ese terreno porque frente a los trabajadores ha sido indiferente, ineficaz e insensible. Un botón de muestra: el jueves 23 de febrero el secretario de Gobernación, Carlos Abascal, estuvo con la cúpula sindical celebrando el 70 aniversario de la Confederación de Trabajadores de México; ni él ni los ancianos que se momificaron en el cargo hicieron mención de la tragedia coahuilense. Compitieron, eso sí, en los Juegos Florales del Elogio Mutuo. Abascal: "para ustedes mi reconocimiento, porque sin ustedes no se explicaría la paz, el orden, la armonía que a lo largo y ancho del país prevalecen... Viva la CTM"; el líder de la CTM, Joaquín Gamboa Pascoe, respondió alabando a Abascal por haber promovido una "nueva cultura laboral" que, se le olvidó decir, permite la contratación de trabajadores fuera del sindicato.
La semana pasada escuché en el lugar de la tragedia a un minero sindicalizado quien tiznado con el polvo de carbón explicó la vida del minero. Como era inteligente sabía a quién dirigir su rabia; por ser pragmático terminó sumido en la desesperanza de quien ha perdido el control de su existencia.
"Cuando todos ustedes se hayan ido volverán a olvidarnos. Quienes puedan de por aquí le sacarán la vuelta a las minas y le harán la lucha para irse al norte. Muchos tendremos que regresar y sepultarnos allá abajo; porque nosotros no tenemos de dónde escoger".


1 de marzo de 2006
Sergio Aguayo Quezada

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