Tlaskamati

sábado, 6 de noviembre de 2010

Tony Tormenta y Matamoros en el twitter....







Matamoros huele a polvora, ayer la ciudad estuvo paralizada cerca de 12 horas, las calles bloqueadas sistematicamente con barricadas hechas con pipas, camiones, trocas, etc. Los Marinos habian cercado al capo y capos trataban de recatar a su patrón a sangre y fuego, por las calles retumban las AK 47, las R-15, los calibres 50, granadas al azar, varios helicopteros disparando desde el cielo, el eco de las armas recorre la ciudad calle por calle, los niños en las guarderias del centro hacen dibujitos bajo su mesa mientras escuchan llorar a sus maestras, los comensales del Café Paris estan agasapados en el sotano abrazados unos a otros, un exodo de personas recorre la sexta alejandose de prisa de las balas, nadie usa sus autos se rumorea que los están quitando para usarlos de barricadas, la gente esta escondiendose en negocios, en oficinas, como cucarachas todos con el pecho al suelo.
Nadie puede salir o entrar a la ciudad el ejercito ha cerrado todas las carreteras y caminos.

Tony Tormenta se metio a una estetica armado hasta los dientes y estaba decidido a no ser atrapado con vida, los Marinos no pensaban negociar nada, habian cerrado el centro y el capo habia entrado en la trampa, y no habia forma de salir o entrar, la pinza estaba cerrada.
Los escoltas del Capo intentaban entrar al centro historico a como diera lugar, usaron toda su artilleria y experiencia en combate urbano. Desde el aire los helicopteros repelian los ataques, en tierra se dieron fuertes combates hombre a hombre por la periferia del centro historico, el intento de rescate fracasaba una y otra vez. Tormenta aguantaba todo, escupia sangre y balas mientras atrincherado esperaba un apoyo que nunca llego.

Hubo una guerra alla afuera y los Medios locales apenas pueden informar, se hacen chiquitos en comparación del las redes sociales, el twitter, el YouTube y el Facebook tienen mejores fotos, mejores videos, mejores historias, inclusive mejores reporteros.

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