Tlaskamati

jueves, 12 de mayo de 2011

El robo de combustible es de consecuencias fatales...

El conflicto entre el CDG y Los Zetas

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La versión más expandida sobre el incremento de la violencia en el noreste de México durante los últimos meses gira en torno a la ruptura que supuestamente sufrió el grupo del crimen organizado que durante varios años operaba en esta región. La narrativa oficial nos dice que Los Zetas crecieron tanto que achicaron el tamaño de lo que era El Cártel del Golfo, el grupo para el cual trabajaban inicialmente. Sin embargo, no se aclara qué fue exactamente lo que provocó que del conflicto se pasara a tales niveles de violencia entre unos y otros. Se dice que fue el asesinato de cierto pistolero y cosas así, que no son del todo convincentes, menos al ver la forma tan bien organizada y sistemática con la que cada banda asumió esta guerra.

El narcotráfico de la zona ha vivido una vertiginosa transformación no tan visible en los años recientes. La parte importante de la transformación viene desde antes de la guerra actual. Allá por el 2000, Osiel Cárdenas Guillén, la cabeza visible del principal grupo criminal de Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León, empezó a realizar operaciones comerciales por su cuenta, sin contar necesariamente con el aval de los grandes grupos nacionales establecidos en Sinaloa y en la Ciudad de México. Los Zetas rompieron una especie de tradición de las diferentes organizaciones delictivas del país, que consistía en establecer pactos nacionales para la siembra, venta e importación y exportación de droga.

Cárdenas Guillén actuó como todo un hombre de negocios, o sea, en forma oportunista. Al perder el PRI la presidencia en el 2000, el poder central quedó disperso en medio del desconcierto de los estados y municipios. Paradójicamente, esa interesante coyuntura de la democracia mexicana fue aprovechada “democráticamente” por el grupo criminal norestense, llámese Zetas o CDG, para trabajar por su propia cuenta, sin esperar los acuerdos nacionales que representaban ya el pasado, no la modernidad del negocio del narco y del resto de la nueva vida democrática en México.

El arquitecto de ello, Osiel Cárdenas Guillén, al ser detenido trató desde la cárcel de seguir organizando de esta forma el tráfico, dando indicaciones a sus subordinados de continuar con la empresa de forma independiente. El 8 de octubre de 2004 Cárdenas Guillén llamó al noticiero de Carlos Loret de Mola y dijo: “Yo pienso que más que nada la PGR se enfoca cínicamente en algunos grupos, pero no en todos. Hace mil cosas... prácticamente hacen una cortina de humo para desviar la opinión pública hacia alguien y tapar a alguien más. Para otros no, y hacen famoso de la noche a la mañana a uno, porque si te das cuenta: ¿de cuándo acá yo vine a hacerme famoso? Ahora resulta que salgo en las noticias a diario. Hablan mil cosas de mí, se dicen infinidad de cosas; la realidad es que hay una consigna en mi contra y estoy siendo objeto de ella por medio del señor José Luis Santiago Vasconcelos”.

Este hecho aumentó la presión contra él y se reforzó la vigilancia en la celda del penal de Almoloya, desde donde había hecho la llamada con la complicidad de celadores y directivos del centro penitenciario. Semanas después fueron filtradas a los medios de comunicación intercepciones de otras llamadas telefónicas en las que quedaba en evidencia el poder que Cárdenas Guillén todavía tenía, pese a estar cautiverio. En una de estas llamadas, Osiel le dice con desesperación a uno de sus operadores en Tamaulipas: “A todos los dejé con buen lugar, no tienen por qué pelearse. Pueden trabajar bien solos esos cabrones. Yo siempre me preocupé porque sabía que me iba a pasar esto y siempre traté de estar preocupado por eso, pero de todas formas tenía que estar preparado para que no se hiciera un desastre después de mi detención y se empiecen a pelear entre todos”.

Uno de los recados supuestamente escritos de puño y letra por él, y que le fueron encontrados a uno de sus abogados, contenía estas indicaciones de Cárdenas: “1.- que le digas a 14 que la gente que hande en Laredo, si es gente del Chapo o Arturo Beltrán que le den piso 2.- que le digas a 14 que le cobre a TXArturo porque ya es mucho tiempo 3.- que le digas al conta que mande 100 mil dólares para el vecino 1 Benja (Benjamín Arellano Félix) 5.- hablar con la sra Celia (su esposa) que los quiere mucho y que le hechen muchas ganas”.

Luego Osiel Cárdenas fue deportado a Estados Unidos, donde negoció “algo” con la DEA, a cambio de una reducida condena. Ese “algo”, dicen, es lo que tiene que ver en realidad con el actual conflicto que se vive en la región, cuya violencia directa es cada vez más dramática e insoportable.

¿Habrá cedido al fin Osiel Cárdenas a los grandes acuerdos del narcotráfico?, ¿sus antiguos subordinados se habrán negado al mando único del narco?

Entender el conflicto entre los grupos del crimen organizado del noreste es clave para comprender la violencia que estamos sufriendo. Sin embargo, ese conflicto no la explica del todo. Para entenderla bien, habría que checar también los índices de pobreza más recientes, recordar la gigantesca corrupción de quienes han estado en el gobierno durante los últimos años, y reconocer la poca conciencia cívica que tenemos quienes residimos en esta maravillosa región de México.

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Columna Historias de Nadie publicada en Milenio Diario de Monterrey el 11 de mayo de 2011.


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